jueves, 3 de octubre de 2013

Solo 10.


Este texto lo escribí hace unos meses por petición de un profesor, quien nos propuso una redacción de las 10 palabras del español que nosotros considerásemos más hermosas. Nos pidió originalidad, cercanía y sentimiento, por eso decidí dejar atrás las definiciones de diccionario y explicar, o al menos intentarlo, cuáles son esas 10 palabras que más me transmiten. 



Una palabra que inunde tus sentidos, una palabra con la que sientas escalofríos, con la que tus ojos se abran de par en par y con la que se dibuje la mayor de tus sonrisas es difícil de encontrar, pero hay tantos millones de palabras que nos aportan algo personal, único y especial que he decidido comentar palabra a palabra en este papel.

Quizás sea la dulzura, la tranquilidad o el afecto lo que ese susurro me transmitió… Fue inevitable que al sentirlo se me erizasen cada uno de los pelos de mi cuerpo. Quizás ese susurro de su boca, junto con el susurro de las olas del mar, fue lo que me hizo despertar. Mirase al lado que mirase, la vista era espléndida. Por un lado, su mirada, su dulzura, sus labios y al otro lado, el mar, sí, ese mar, ese infinito, infinito como nuestro amor. Lo miro y parece eterno, que nunca acabará. Se le ve tan lejano que quise comprobarlo, quise demostrar que no está lejos lo que uno quiere, lo que uno tiene, lo que uno quiere mantener. Por ello, me levanté, le agarré fuerte de su mano y juntos fuimos a la orilla, a la que no es tan difícil llegar.

Juntos, mano con mano, corazón con corazón frente a esa inmensidad, nosotros dos. Somos seres vulnerables a la vista de cualquier paseante, a nuestro propio sentir. La inocencia se ha adueñado de nuestros sentimientos, nos ha infundido un sentimiento, una pasión que nos hace vulnerables, nos hace débiles porque llegó la despedida. Nuestros cuerpos están presentes, siguen unidos, pero nuestras mentes piensan en ese adiós, quizás, un hasta pronto, que nos llena de melancolía. Es tan divina, tan grande y a la vez, tan triste porque ese recuerdo de bellas acciones y hermosas palabras que pronto no tendrás, que fue imposible evitar que una lágrima de mis ojos cayese al mar. Mi lágrima contenía felicidad por el momento vivido, tristeza por la tan cercana despedida, ambos sentimientos fundidos en una única lágrima hicieron que al mezclarse con el mar, se produjera una fuerte tempestad.

Una revolución, una confusión de sentimientos hizo que el tiempo se volviese frío, que cayese una fuerte lluvia, un viento veloz que hacía agitarse mi pelo. Esa tempestad que nació del cielo, y que tenía origen en nuestros corazones, llegó a provocar rayos y relámpagos, a remover las olas del mar, a que ese susurro del viento se convirtiese en una voz. La voz de mi amante que tan dulce, tan sincera, tan expresiva y tan verdadera me decía: ¡Bonita, no tengas miedo, yo siempre estaré a tu lado”. Esa voz se me quedó grabada, no solo por su contenido, sino por el sentimiento y el candor que de ella se desprendió. Ese “bonita” fue dibujado en sus labios con tanto amor como el de una madre. Es extraño como una palabra puede aportar según su emisor tan diferente significado, tan raros sentimientos. Mientras de su boca brotaba un “bonita”, de la mía surgía un suspiro.

Tan triste fue la despedida, tantos cambios desde entonces llegaron a mi vida, como es ocasional que en el propio mes de septiembre surjan. Septiembre un mes que da fin a la alegría, al disfrute, al calor del sol, al amor de verano, un mes diferente, que al igual que todo lo anterior tiene sus pros y sus contras. Un mes para volver a empezar, un mes en el que las noches son eternas, en el que velas tus sueños hasta la llegada del crepúsculo. Esa intensidad, esa luz, ese comienzo que ven tus ojos es comparable a la que en tus sentimientos va apareciendo. Un sentimiento crepuscular, un nuevo día, un nuevo vivir, una vuelta hacia el recuerdo.

Este es el significado de las palabras que en una noche de septiembre, al llegar el crepúsculo, frente al hermoso susurrar del mar, una voz que me decía “bonita”, me hizo sentir tan vulnerable que una lágrima aflojó de mi ser y me inundó tal melancolía que surgió dentro de mí una inmensa tempestad.




miércoles, 2 de octubre de 2013

Ahora

Frío por todo el cuerpo. Piel de gallina.  Falta de aire. Temblor en las manos. Ojos inundados de lágrimas. Así es como me siento. 

Ahora, pienso. Pienso las cosas que he querido hacer y no he hecho. Las millones de sonrisas que no regalé, los besos que no recibí, las acaricias que tanto añoré... 

Ahora, pienso. Pienso por qué no actué. Pienso por qué dejé pasar el tiempo. Pienso por qué no lo hice en ese momento que ya se esfumó.

Ahora pienso. Pienso lo corta que la es vida, lo que hay que aprovechar cada minuto del día, lo que hay que vivir.

Ahora, pienso. Pienso que no hay "más vale tarde que nunca", porque ese "tarde" puede ser "nunca". 

Ahora, pienso. Pienso que ni por joven ni por viejo. Ni por guapo ni por feo. Ni por inteligente o torpe. A cualquiera le puede pasar. 

Ahora, pienso. Pienso que no hay que pensar que hay que actuar, hay que vivir, hay que disfrutar. 

Ahora, no pienso. Ahora vivo. Ahora siento. 

martes, 24 de septiembre de 2013

Tan cerca. Tan lejos

Está a tu lado, a dos centímetros de ti pero lo sientes tan lejos, tan distante que esa cercanía cada vez se hace más lejana. En cambio, miras su foto y sabes que está lejos, que el mayor contacto será una llamada pero no importa, porque solo con mirar su foto y ver su sonrisa ya lo sientes contigo, notas su apoyo. ¿No os pasó nunca? 


Hoy me he levantado pensando porqué hay personas que estando lejos las hallas tan cerca y porqué personas que están junto a ti apenas las sientes con nosotros. Decimos que la distancia y el tiempo pueden destruir una relación, un sentimiento pero yo, que ambas he experimentado, no lo creo. 

Es muy fácil decir que una relación de pareja se ha roto porque no comparten el mismo lugar o porque no pasan suficientes horas juntos. Si aplicamos esta regla, que nosotros mismos hemos creado, debería ocurrir lo mismo con la amistad pero, ¿puede acabarse la relación con tus verdaderos amigos simplemente porque os separen miles de kilómetros o porque no os veis a menudo? No, no y no. No es solo mi NO el que existe, el vuestro también si os paráis un instante a reflexionar sobre ello.

Un amigo hacia el que sientes un fuerte afecto, un cariño y una confianza enorme, a pesar de que esté muy lejos de ti, siempre será la persona a la que acudirás cuando te sientas solo, cuando tengas un problema, una alegría... a quien decidirás darle sorpresas, regalarle tus mejores sonrisas y darle las ganas que a ti te sobran cuando la otra persona lo necesita. Siempre será tu amigo, porque si en la cercanía estaba contigo, ahora que está lejos ¿por qué no? 

Y sin embargo, hay amigos que no porque están todos los días contigo ni siquiera los que están en la puerta de al lado, son a los que te acercas con ganas de hablar y contarle todas las tonterías que hiciste hoy, ni con el que quieres pasar horas y horas despierto. ¿Y por qué, diréis? Pues porque tu amigo que está lejos, está más cerca de lo que piensas. No es un extraño como el que se encuentra en la puerta de al lado, no es un desconocido al que sonríes día tras día por el simple hecho de estar cerca físicamente, sino que a aquel que más lejos está es quien más cercano a ti sientes. 

Es fácil ver esto con los amigos o con la familia porque son personas con las que has vivido más experiencias, con las que convives más a menudo, pero eso no influye en tus sentimientos. Puedes sentir mucho más por una persona que conoces de hace tan solo 6 meses que por un "amigo" (conocido) que lo conoces desde hace 6 años. 

Ni la distancia ni el tiempo hace que una persona está más lejos de ti si tu no dejas que eso ocurra. Hay sentimientos y emociones que ni la fuerza exterior más grande puede romperlo. Ni unos están tan lejos, ni otros tan cerca.


viernes, 13 de septiembre de 2013

Un estrecho hilo...


¿Somos nosotras o son ellos? Vivimos alrededor de una frase: “son todo/as iguales”. Yo me pregunto: si todos los hombres y todo el género femenino se comportan igual, ¿porqué siempre caemos en la misma piedra? ¿porqué nunca aprendemos de los errores? ¿nos gusta sufrir? NO.

Nos gusta amar y ser amados, y un sentimiento tan fuerte no viene solo. Los polos opuestos se atraen y vienen agarrados de la mano, por eso, esa lucha continua entre AMOR-ODIO. Ambos son sentimientos superiores, grandes que están formados por otros pero que sin ellos no sería posible porque sin pasión no hay amor, sin celos ni traición no hay odio. Tenemos que ser conscientes de cómo actuamos, de cómo vivimos, de cómo nos entregamos a la otra persona para que ese dolor no aparezca ni nos lleve al odio que acabará destruyendo lo que más queremos.

            No es difícil mantenerlo, solo tenemos que luchar por él, para que siga vivo, para que no se desvanezca. Demuestra día a día tu amor. Canta, ríe, baila, respira, diviértete, siente y sobretodo, AMA. No dejes que el exterior acabe con ello, porque pocas personas gozan de tal privilegio, lo dejaron volar y ahora están sin nada. 

jueves, 12 de septiembre de 2013

Poder. Deber. Querer


La vida esta llena de conflictos, de enfrentamientos pero si os ponéis a pensar tan solo un poco os daréis cuenta que todo es causa de una sola cosa: pensamiento. Las ideas y las emociones que emanan de nuestra mente nos hacen, nos forman y nos llevan a actuar de una u otra forma. Vivimos en un mundo en conflicto, un conflicto exterior, que vemos constantemente en los telediarios, en los periódicos, en los libros, que escuchamos en las radios, que nos cuentan nuestros padres, nuestros abuelos, pero, ¿qué, quién, cómo, dónde, cuándo y porqué se da nuestro conflicto interior?

            ¿Qué es un conflicto interior? ¿Una lucha entre el deber, el poder y el querer? Sí, yo le daría esa definición. Ni uno mismo se conoce, ni uno mismo llega a diferenciar lo que debe de lo que quiere o de lo que puede. y yo me pregunto ¿por qué no hay un telediario o una guía que nos solucione estos conflictos? Las luchas internas que nosotros nos buscamos son las que nos destruyen, pero también las que nos hacen más fuertes, nos enseñan a vivir, a sonreír y ser nosotros mismos. Y sí, yo también pienso que cuándo llegamos a ese punto, qué dónde lo sabremos, no creo que haya un dónde ni un cuándo concreto, sino que todos los lugares, todas las horas, minutos y segundos que tienen los días son esas respuestas. Nunca un día o un lugar será menos importante que otro, porque si alguno no se hubiese dado, ya no serías la misma persona que ahora eres, y no serías la misma persona que serás. Pero ¿cómo aprendemos a ser o no ser? Y… ¡quién sabe! Quizás todo o nada nos enseña a ser, ¿a ser qué? a ser lo que queremos, lo que debemos o, simplemente, lo que podemos.

He aprendido que no hay que conformarse, hay que darse tiempo, un tiempo que vale oro, que te enseñe a ser, que te lleve a donde puedes ir, porque se puede ir a donde quieres ir pero por donde debes. Es una dura y difícil prueba, es un largo camino el que tenemos que recorrer día a día, caída tras caída, risa tras risa. Solo hay que aprender de la enseñanza que nos da la vida. 

lunes, 2 de septiembre de 2013

Bienvenida

He tardado mucho tiempo en decidir si crear o no mi propio Blog. Habrá personas que aún piensen que un Blog es una tontería, que no tiene futuro, que es solo un mero diario público, pero yo creo que es más que eso. Un Blog es tu identidad, tu reflejo, tu fuente de seguridad, tu deshago. 


Hay tanta multitud de Bloggers y todos queremos que el nuestro sea único, especial y llegue a ser el mejor. Esa era mi idea y ¿por qué no? Si de sueños se vive. En cambio, ahora solo quiero compartir un poquito de mi. Quiero mostrarles mis pensamientos y mis ideas a través de letras y fotos. Pronto llegará la primera.